8 de julio de 2015

CULPAS

Te equivocas, al pensar que tomas, sin pago alguno, la fruta silvestre de los besos de mis labios. Que me usas y me entrego sin condiciones. No es así, nunca lo es, por que también lo pienso de ti cuando te tengo cerca. No te doy nada. Tan solo te robo, como un vulgar carterista, la suavidad potente de tu caricia de seda. Cosecho, para alimentarme de la ternura fiel del brillo de tu mirada y te encandilo adrede. Bebo de tus lágrimas el néctar que me enjuaga el alma y soy dependiente de tu humedad para saciarme. Te busco, porque mis ojos se ciegan sin la luz de tu sonrisa eterna. Respirar es un trabajo rastrero si el viento no se impregna de tu perfume. Río mi traición cuando piensas que son desinteresados mis pasos en tu encuentro. Asumo que quiero cumplir condena en la mazmorra de tu dormitorio y lo haré feliz sabiendo que necesitas sentir lo mismo a cada instante del día o de la noche. Me has llevado, con dulzura, a aprender que no es hielo lo que me das al alejarte. Me malacostumbré a tenerte, tan pegada a mí que eres parte de mi cuerpo.
Y buscas saber por qué. No quiero responderte nada.
Ni decirte que me empapas cuando cedes tu intimidad para ducharte tranquila y dejas la puerta abierta por escuchar si lloran, si caen, pelean o hacen trastadas. Cuando corres sin conjuntar el color de tu ropa interior. Cuando no tienes tiempo de encontrar el otro pendiente y coges unos cualquiera para salir del paso. O llegas al cole tapando con el bolso la mancha de mermelada.
Ni porqué miro al sol de esta playa, sonriendo y pensando que tu sofoco tiene más encanto, tiene más valor.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

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