2 de mayo de 2020

Por ustedes Diez años 2010/2020



TALADOS

Tus tacones van llegando. Nos traen unos minutos que pasar juntos y el juego de tu vestido vaporoso y delicado. Explota este café que ciega tu fragancia entre la sal que endulza tus rincones. Cuentan para mí en ese afán de reivindicarlos. Se hacen necesarios. Pido tu sangre puesta en esa cámara, tal vez el suicidio de tu voluntad y no tengo derecho alguno.
Un beso nos entrega. Te arrimas a darlo o a recibirlo. Lo acercas y empieza ese juego para obtenerlos. Sin añadir reproches. Sin hablar, ni pedir. Surgen solos. Sin combate para conseguir el resultado que perseguimos. Toda alma incompleta necesita de otra que intente y desee alcanzar su propia libertad sin someterse. Suplir las carencias para prender este colosal disfrute siempre soñado. Olvidar cualquier yugo que arrastras y derrotar infortunios que un día inventamos nosotros.
Encuentro el desnudo. La piel expuesta, ofrecida, alcanzable, compartida. No gritas qué esperas recibir. Buscas o creas alivios si necesitas estímulos más altos. Llenas las carencias y haces fluir el avance perfecto a la meta que pretendes.
La luz del alba fulmina otra oportunidad. Al buscarte, descarado y descarada, no dejaste que te encuentre. Acaban mis noches, las tuyas, las nuestras, como cierra el día al atardecer. Todo termina mientras otras luces esconden los colores, los transforman, apagan, o encienden sin que puedas hacer nada.
Perdóname. Perdóname cada día que te amanezca sola, cada vez que te duela, cada momento que respires, cada brizna de aire que pasa por el balcón de tus sueños empapado en mi perfume. Solo pintamos palabras en un renglón que ya no existe, una crónica ya evaporada.
No hagas caso. Soy un vampiro, con hambre de ti. Un hambre en eterna condena que nunca ha de saciarse.
Ama fuerte. Ama lo que sepas, sin dejar de ser tú misma. Ofrécete, hazte vulnerable, intencionadamente. Entrégate. Sin condiciones, como una granada abierta. Jamás triste.
Admirable siempre fue la alegría de tu semblante, de tu generosidad, de tu limpieza, la transparente lágrima de amor que aparece cuando te alejas. Todas son como tú, claras, húmedas preciosas, necesarias, vitales.
No hubo diferencias. Salgo. Salgo de esta orilla antes de caer a este profundo remolino que el miedo revoluciona. La vida revienta las fuentes del llanto con una carcajada estruendosa ante el rostro alegre de la pasión amortiguada.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ