27 de abril de 2019

BUZÓN DE CORREOS

El matasellos era de tu oficina. Corrí a abrirla. La carta trajo una moneda impregnada en tristes augurios.
Se soltó el ancla en medio de nuestra regata. Mi sonrisa quedaba frenada y arrastrar esa cadena impedía alzar vuelo alguno. Miré las llamas levantadas de mi chimenea. No la quemé, ni seguí sus instrucciones. La volví a cerrar con todo dentro y la guardé.
Pensaba hablarlo en directo y preguntar qué había pasado. Pero la tormenta acabó dejándonos en islas diferentes. Calculé los factores que pudieron soltar el amarre del ancla. Sabía que jamás cabría una respuesta. No era precio suficiente para cambiar el rumbo pero aquella regata se fue al traste.
Años más tarde tripulabas un buen barco. Me gustó y lo acepté.
El sobre rasgado y el ancla oxidada siguen en su rincón y me cuentan que un día me dijiste:
"Para lo que quieras".

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ