15 de octubre de 2015

ESCALADA

Despertar para olvidar. Encerrada en sinsentidos y desequilibrios de realidades múltiples. Mecida en las dudas, una tras otra. Llorar la espera. Consumirme. Arroparme entre lágrimas de duelo. Levantarme desde el dolor más crudo para cuadrar una realidad caprichosa. Celos, mentiras, traiciones y heridas de aceros afilados, fríos.
¡Basta!
Sus guerras no atendían reglas. Apenas capeaba el temporal, entre sollozos y alegrías invasoras. Cansada hasta el agotamiento enfermizo. Dejé pasar el fuego que buscaba prenderme con maldad premeditada. Siempre se extingue su fuerza envuelto por los ríos de lágrimas que lo sofocan. Frente a cada retrato aprendo a aceptar los defectos de cada cual, los propios. El dragón, amnésico, no supo aprender. Fantasías de una realidad por ensombrecer. Me revelo. No deseo acercarme más a mis simas. No es mi destino. Di oportunidad y decido que no está a la altura.
Rompo.
La lluvia que ahora cae, es como tú, como nosotros. Trae equipaje lleno de esperanza. Tus ojos, tus lágrimas y esta luz nublada preciosa. Todos somos muy frágiles. Somos puro vacío. Apenas materias por rellenarme, lo sé. Somos insignificantes, puede. Pero, siguen a mi lado los que siempre están, desbordan bondad que merece la pena.
Es hora de ser yo misma. Quebrar mi bola de cristal. Saltar por encima de problemas y mirar de otra manera. Dices que valgo. Aún no lo he creído. Subiré a tu balcón dispuesta, lo haré. Consciente de tu alegría cada vez que te busco. Madurar mi indecisión, a tu lado. Beber experiencia para coger ese temple que no acabo de creer. Valorar. Creer. Encontrar los ojos bonitos que me sepan mirar. Tener ilusión y no perderla. Insuflo aire y a por el próximo toro. A puerta gayola. De la mano tenaz reparo mi hechizo. Empujo mi sueño. Mantengo mi vida sencilla, femenina y coqueta. Ojalá me viera con tus ojos y me quisiera más. Ojalá germine mi empeño en una pasión perfecta que rebose felicidad para todos.
Arranco fuerte. No escribo cartas a Belén. Quemo las velas para tener lo que quiero. La eternidad donde sentirme mujer completa. Un hueco para plantar un rosal, regarlo, cuidarlo.
Conseguir más alegría y plenitud. Mantener dignidad a la par de los demás. Un rincón donde vivir apreciada, valorada, querida, correspondida, amada. Donde pensar sea emocionante, donde escribirte poemas con mi piel. Liberar todo el amor asfixiado. Ser seducida. Emborracharme de felicidad acompañada, de sencillez, de paz. Solo, amarte.
Cada mañana abro mi ventana, de par en par, para que entre el sol y vista mi cuerpo.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

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