14 de noviembre de 2014

TIEMPO REVUELTO

Aletea el ruido que moja las calles. Empuja ese olor a tierra cuando se pegan las sábanas. Silenciados los tacones de las madres que, otros días, aceleran su corazón para arrebatarle unos minutos a la cola del mercado. Hoy eligieron darse la oportunidad de defender, superando sus más bajos instintos, su celo ante las invasoras de atrevido escote y falda corta. Besan más fuerte y engullen más hondo con la intención de amar con huella y de no ser derrotadas. La humedad se cuela por la ventana y se entremezcla. El vapor de este sudor también.
Escampa.
Los repartidores con sus motores ayudan a silenciar los gemidos de varios balcones. Ahora se unen a este concierto y rugen, los golpeteos de las cajas, más metálicas o más sordas. Las baldosas se inundan y reflejan las piernas de dos jóvenes señoras, apenas sin pintar, que arrastran sus carros. El humo del cigarrillo sube a los cielos y mientras, ella, canturrea en el baño al soniquete del agua y el secador.
Concluye el primer acto con el arrastre de su cajón de lencería, la puerta de sus mejores vestidos y el taconeo ensordecido de sus zapatos rojos. Hoy está satisfecha, alegre, animada, feliz.
- ¿Donde he puesto mis llaves?- Mi vecina, habla sola.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

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