27 de agosto de 2015

PARTIR

Las mismas palabras otra vez, junto a esta pobre chimenea. Si no te quedas, sacia tu hambre y sal zumbando. Quién comió tu carne que cuide tus huesos.
Sin tus vaivenes, sin tu sensibilidad, sin tu elasticidad, sin tus pasos, sin tu contoneo, sin tus sentimientos, sin tus promesas, sin tus letras, sin tu arrullo, incompleto sin ti. Olvido regresar, cabalgar en tu regazo, soñarlo, respirar hondo esa sensación de protección compartida, el tuyo, el mío. Me impongo no mirarte fijo, para evitar hacerme de tu tierra y hacer extraña la propia. Arrastro el tintineo de este martillo contra el yunque dentro de la cabeza, volver, siempre volver. Nunca a reconstruir miserias. Retorno a edificar palacios propios y esconder la vida esclava bajo el disfraz de poder. Exprimo las fuerzas para atesorar, repletas, las alforjas. Quizá tarde, siempre tarde. Las auroras que guardaba no tienen su calidez, ni su complicidad. Los pilares de nuestra añoranza se marcharon en mi ausencia, en su ausencia y los que abrazo olvidan como eran. Las aguas en las que nos bañábamos corrieron mar adentro. Hedor de aire nuevo alejado de su frescura. Esta falsa eterna que jamás cambia.
Y no muestro mis penas a tu rechazo, al pensar que sufres mi ausencia. Me las trago solo. Me acomodo sin desprecio. Apenas elijo donde exhalar el abandono de mi cuerpo. Sin más.
Clavo los ojos en los que dejo atrás, por si no regreso a verlos. Bajo mi sonrisa fingida. Como tantas veces, ofrezco mi cuerpo a la caricia de tu recuerdo y lloro pa´ dentro.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ